Biblioteca de aula y animación a la lectura
A lo largo de este bloque hemos tenido que crear entre las
tres una biblioteca para un aula de infantil. Se hace este trabajo en grupos
pequeños porque seguramente el día de mañana tendremos que coordinarnos con
otras profesoras del colegio si queremos emprender un proyecto de este tipo.
En el currículo vigente, se considera que la mejor biblioteca
de aula infantil es un rincón de lectura. Un sitio donde los niños se puedan
sentar en círculo para que la maestra les cuente y enseñe cuentos.
“Las bibliotecas de aula tienen las siguientes ventajas:
- Proporcionan una base de apoyo para que la maestra
enriquezca la comunicación y el desarrollo de las cuatro funciones básicas del
lenguaje: escuchar, hablar, leer y escribir.
- Estimulan la comprensión de la lectura y, como consecuencia, favorecen el
desarrollo lector.
- Ponen a disposición de los niños y niñas un conjunto variado de materiales
que les permiten disfrutar de la lectura y aprender a su propio ritmo y nivel.
- Hacen que los aprendizajes, sean más entretenidos, dado que los materiales
que contienen son predominantemente de carácter literario o recreativo.
- Tienen la virtud de familiarizar a los alumnos y alumnas con una gran
cantidad de palabras.”
Las aulas que no tienen espacio, tienen una biblioteca, y
cuando se hacen actividades de lectura, los niños se sientan en la asamblea.
Partiendo de esta idea, hemos construido nuestra biblioteca, pues hemos querido
ser realistas ya que en la mayoría de las aulas no hay espacio suficiente para
que los niños tengan un rincón exclusivo de lectura en el que quepa toda la
clase. Lo normal es que los niños cojan un libro y se vayan a una mesa o a la
zona de asamblea a leerlo.
A la hora de crear nuestra biblioteca, hemos tenido que tener
en cuenta los siguientes pasos:
1.
Decidir
para qué edad va a ir dirigida la biblioteca. Pues variarán mucho los
contenidos y tipo de libros que incluir en ella.
2.
Ubicarla
en el plano de un aula real. Para hacer
este punto, nos hemos basado en el aula de las prácticas de Carolina en la
Escuela Infantil Zaleo (aula de 4 años). Como es aconsejable ubicarla en un
lugar bien iluminado, cómodo y acogedor, poco transitado para que los niños no
se distraigan y no sean interrumpidos y que esté adecuadamente ambientado.
3.
Diseño.
El diseño de la biblioteca debe ser especialmente atractivo para invitar a los
niños a disfrutar de la lectura. A nosotras no ha parecido buena idea
involucrar a los niños en la decoración del rincón mediante los dibujos de sus
cuentos favoritos para que así se sientan implicados en el proyecto. Además el
lugar debe ser cómodo para ellos, es aconsejable introducir alfombras, cojines,
colchonetas. Si se trabaja por proyectos en la escuela, es buena idea ir
ambientando el rincón de lectura según el tema del proyecto que esteos
trabajando en ese momento, por ejemplo si estamos trabajamos los indios
construir un tipi por encima, o un iglú si trabajamos el polo norte, etc.
Debemos tener en cuenta que normalmente los centros no cuentan con muchos
recursos, con lo cual debemos emplear materiales baratos y de uso cotidiano
(telas, cartulinas, carteles…). Es muy importante encontrar un nombre atractivo
para el rincón que podemos decidir junto a los niños. Los libros han de estar accesibles
para los niños y con las portadas de frente, para facilitar su elección.
4.
Contenidos.
Tenemos que tener en cuenta que en la biblioteca de aula tiene que haber por lo
menos el doble de libros que de niños. Los libros de la biblioteca tienen que
ser: literarios, paraliterarios, creados con y para los niños en el aula,
traídos de casa por los niños, sacados de la biblioteca municipal por la
maestra, revistas, folletos, catálogos, periódicos, etc. Toda esta diversidad
de libros tiene que estar en un porcentaje adecuado, lo ideal es que la mayoría
de los libros sean literarios pues su principal función es acercar a los niños
a la literatura.
5.
Organización
y gestión. Como futuras maestras, debemos decidir cuantas veces a la semana los
niños van a acceder a los libros. Por ejemplo, si trabajamos por rincones, los
niños pasarían por el rincón de lectura rotando, o cuando acaben sus
actividades, etc. Además, habría que buscar un momento en el que toda la clase
junta disfrute de una “hora del cuento, al menos un día a la semana la maestra
empleará alguna de las tres estrategias estudiadas para contar/leer o narrar un
cuentos a los niños. Puede no ser siempre la maestra quien lo haga, se puede
invitar a las familias (padres, abuelos, tíos) a que lo hagan, ya que es una
buena manera de hacerles partícipes del día a día en el aula y de
concienciarles de la importancia que tiene el fomentar la lectura en los niños.
También es muy importante trabajar con los niños la creación literaria, y es
recomendable incluir al menos una actividad de este tipo a la semana, ya que es
una forma de desarrollar la imaginación, la expresión oral, la creatividad,
etc.
6.
Dinamización
Nuestro objetivo será conseguir que
la biblioteca sea motivadora e interesante para los niños y las familias. Para
ello implicaremos a los padres de distintas maneras: cuento viajero, que vengan
a contar/narrar/leer cuentos, que ayuden a los niños a seleccionar libros
adecuados de casa para traerlos a clase, etc.
En cuanto a los niños, hay varias
formas de motivarles: crear intriga en tornos a los nuevos cuentos, de manera
que tengan muchas ganas de llegue el momento de la hora del cuento, tener una
mascota en la biblioteca, hacer con ellos manualidades relacionadas
(marcapáginas, carnets,fichas de los libros, dibujos…), excursiones a la
biblioteca municipal y a la de la escuela.
En cuanto a mi experiencia previa, poco recuerdo de mi etapa
de infantil, pero sí recuerdo durante primaria acudir todos los miércoles a la
biblioteca del centro a pasar una hora leyendo libros, en concreto yo me
decantaba casi siempre por la colección “El Barco de Vapor”. En 5º de primaria
creamos una biblioteca de aula con tres libros de cada niño de la clase y
podríamos sacarlos y llevarlos a casa para leerlos. Cada libro tenía una ficha
en la que se anotaba quién se había llevado el libro y qué día tenía que
devolverlo.
En Zaleo, como ya he comentado en otras reflexiones, la
biblioteca de aula era francamente mala. Era una cajonera en la que todos los
libros estaban revueltos, unos encima de otros, algunos de lado y otros de
frente. Los niños podían disponer de dichos libros cuando terminaban pronto
alguna actividad o durante el juego libre, y solían llevar los libros para “leerlos”
al rincón de la asamblea o a alguna de las sillas.
Como futura maestra, en mi aula sí que me gustaría contar con
una biblioteca de aula completamente equipada, que sea atractiva y confortable para
los niños. Gracias a esta asignatura he conocido muchas formas de equiparla
(bibliotecas públicas, creaciones de los niños…) y de motivar a los niños para que la utilicen, ya que el hecho de que los niños de infantil todavía no sepan leer, no significa que no puedan disfrutar de los libros.